1- El Instructor no debe ser un relator de sus conocimientos intelectuales.
2 – El Instructor debe ser capaz de motivar a sus alumnos incentivando a que sean mejores árbitros que él mismo.
3 – El Instructor no debe olvidarse jamás que de él depende la correcta formación, tanto en la actividad específica como en la vida privada del árbitro.
4 – El Instructor que no tiene una escuela mixta, ni otro par a su lado, tiene una escuela incompleta y prioriza su Yo interior.
5 – El Instructor comete errores mayores cuando un árbitro dirige mal técnicamente y no está en óptimas condiciones físicas.
6 – El Instructor debe transmitir a sus árbitros el respeto a las Instrucciones de la Escuela, y que ésta cumplirá las decisiones del Colegio de Arbitros.
7 – El Instructor que no es capaz de formar árbitros por encima del nivel común de sus campeonatos locales, nunca podrá capacitarlos para niveles superiores.
8 – El Instructor deberá capacitarse permanentemente y no debe hacerse llamar “profesor”, sino como en la FIFA o la Confederación: “Sr. Instructor”
9 – El Instructor vive en una caja de cristal, por ello debe tener vocación y conducta intachables, para transmitir esos valores a sus árbitros y debe tener su matrícula anual actualizada.
10 – El Instructor es creíble en la medida en que acredite su actualización a través de su matrícula.
Es el elemento único de consulta, sobre su materia específica, de todas las personas vinculadas al deporte.
Donde existan buenos instructores, tendremos mejores árbitros / as, excelentes partidos y una mayor presencia de público.
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NACIMIENTO DEL INSTITUTO DE ARBITROS DEPORTIVOS
miércoles, 16 de junio de 2010
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